No importando el tamaño de tu proyecto empresarial, una de las decisiones más trascendentes que deberás tomar es el nombre que portará. Trátese de un puesto callejero de comida china o de toda una línea de productos de consumo, habrá un momento que tengas que afrontar esta decisión:

•    ¿Cómo deberíamos llamarnos?
•    ¿Podemos utilizar un mismo nombre para todos nuestros productos?
•    ¿Cómo saber si la marca que escogimos es buena?

El nombre con el que bauticemos a nuestros productos o establecimientos es absolutamente relevante porque será la manera en que los consumidores los reconocerán entre los competidores, los recordarán y recomendarán. Se trata de una palabra, una frase apenas, y sin embargo puede llegar a tener un significado tan poderoso en la mente de los consumidores que el solo nombre podría inclinar la balanza en el momento de la compra:

—¿Qué prefieres: Pepsi o Coca?

Lamentablemente, el empresario común no suele darle importancia a la elección de su marca y toma la decisión a la ligera, de lo cual podría arrepentirse cuando sea muy tarde para cambiarla, ¡sería como una cirugía mayor!
Una buena marca será una gran colaboradora del éxito de un producto, en tanto que una marca mediocre podría entorpecer su avance. Las razones no siempre son obvias, pero son muy fáciles de entender: una denominación ingeniosa requiere mucho menos dinero en publicidad para atraer consumidores y no le toma tanto tiempo llegar a establecerse en la mente del mercado meta.

Ejemplos de grandes marcas: ¿qué las ha hecho grandes?

Piensa en este momento en algunos productos que consideres respetables. Curiosamente, algunas de las marcas más famosas del mundo no son las mejores en términos de comunicación.

Kodak, Xerox, Reebok, Sony, Coca Cola, Sears… son nombres perfectamente extraños en principio, pero son tan ampliamente conocidos porque han invertido a estas alturas camiones repletos de dinero en publicidad —y un laaaaaargo tiempo en el mercado— para lograr la presencia tan importante que tienen en nuestras mentes hoy en día. Y así como esas, tantas otras marcas igualmente prestigiosas pertenecen a esa clase que los empresarios eligieron inspirados por una corazonada o por tratarse del apellido del propietario, más que por criterios de comunicación estratégica.

Fue en los 60’s cuando cobraron auge las llamadas “ciencias de la comunicación” y empezamos apenas a comprender las leyes que la rigen. A partir de entonces los comunicólogos han aportado valiosos conocimientos que nos permiten saber cómo elegir correctamente una marca y cómo hacerla crecer con una difusión publicitaria efectiva.
El propósito de este blog es hablar sobre marcas, las buenas y las no tan buenas. A través de este espacio veremos cómo elegir correctamente tu marca, qué elementos deberá reunir para ser exitosa desde su lanzamiento y te diremos cómo registrarla e impulsarla a través del uso inteligente de la publicidad y la internet.

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