En una consulta reciente, uno de los asesores del IMPI nos reveló a LOS IMAGENiOS que hay algunas personas o empresas que defraudan a los propietarios de las marcas. Les ofrecen asesorías para registrar sus marcas, les piden dinero por adelantado y no llevan a cabo ningún trámite. También nos hemos enterado, conversando con algunos prospectos, que hubo quién les pidió sus datos del INE y dinero, para desaparecer inmediatamente después. Por eso, aquí les ofrecemos algunos consejos para tener cuidado con los fraudes al registrar tu marca.

Solicita factura

En una enorme cantidad de casos quienes desean registrar su marca son personas que están iniciando un nuevo emprendimiento. Han invertido mucho dinero en el arranque y desearían bajar gastos. Esto vuelve tentador evitar el pago del IVA que causan los honorarios de un asesor. Pero quien ofrece asesorías legales debe ser una empresa constituida y si no emite factura probablemente su operación esté al margen de la ley.

Solicita factura y observa la reacción del asesor. Si responde que no puede facturar busca otro proveedor y sal corriendo.

Revisa su sitio de internet

Una empresa formal tendría cierta presencia en la web, y no, no nos referimos a una página en Facebook, sino a un sitio con una marca registrada —¡claro, ellos mismos deberían tener una marca registrada!—. En su sitio habrá algunas pruebas de su trayectoria, un buen número de clientes atendidos a los cuales llamarles y pedirles referencias comerciales.

Por cierto, debido a que un sitio de internet requiere de un nombre de dominio como minegociolegal.com, yo no confiaría en una persona que dice ser un asesor profesional y se maneja con un correo de gmail.com o de hotmail.com… ¿No es sospechoso?

¿Eres vulnerable a los fraudes?

Si ya has intentado infructuosamente registrar tu marca y darías casi lo que fuera por lograrlo, tendrías que considerarte a ti mismo especialmente vulnerable a los fraudes: hay «asesores profesionales» que aseguran que pueden registrar cualquier marca, aun aquellas que ya solicitaron registro y fueron rechazadas.

Hay muchas razones por las que el IMPI podría negar la protección legal a una marca (lee este artículo para empezar a comprender las dificultades que entraña). Pero no siempre son características inadecuadas del nombre las que conducen al rechazo: ¡las solicitudes de registro son sencillas de llenar solo en apariencia! Nos atreveríamos a asegurar que 5 de cada 10 solicitudes de registro son rechazadas por errores al llenar la solicitud.

Ahora bien: si el emprendedor está empecinado en lograr el registro y se ha enfrentado una y otra vez a la negativa del IMPI, es importante que considere cambiar de nombre: ¿A quién le conviene portar el nombre de otro negocio o de otro producto que fue registrado previamente?

¿Registramos la marca en el INDAUTOR?

¡Oh, sí! También hay despachos legales que, al encontrar una marca previamente registrada, le indicarán al propietario que la pueden registrar en el Instituto Nacional del Derecho de Autor (INDAUTOR). Aseguran que lo lograrán ingresándola como una obra artística, ¡como una pintura! Para empezar, no es la autoridad correspondiente y la registrarán como otra cosa —no como marca. Por ello es importante insistir: ¿por qué querrías portar el nombre de otra empresa?

Ese tipo de «profesionales» se jacta de poder registrar cualquier marca. Pero no se percatan de que con ello perjudican a su cliente. La verdadera naturaleza de la marca no es legal, es de comunicación. El dueño de un negocio quiere tener una identidad propia, y si el nombre que tiene en mente ya fue registrado, ningún favor le hace un abogado que obtiene el registro de «su» nombre valiéndose de artimañas legales.

Amigos, lamentamos mucho si ya cayeron en las redes de personas inescrupulosas que han tomado su dinero y no han cumplido. Así como lamentable resulta también que alguien les proponga registrar a ultranza lo que sea, a costa de lo que sea. El registro de marca es una herramienta legal, ciertamente, mas recordemos que el derecho que respalda es a tener una identidad propia, ¡la ley protege el derecho a ser único!